Presentación

De naturaleza doble. Nací en la Ciudad de México pero también lo hice en un poblado de la mixteca alta oaxaqueña. Por eso siempre soy dos (basta que vean mi cuerpazo, pues, son dos en uno). Y así mi alma escindida está condenada por siempre a la ambigüedad, a la ambivalencia y al doble sentido.

jueves, 20 de diciembre de 2007

Nunca me ha gustado que me manden ni al pan ni a las tortillas

Par decirlo desde un inicio: nunca me ha gustado que me manden ni al pan ni a las tortillas. Pensarán que es por flojera pero no es así, bueno, sólo como un poco… algo así como más de la mitad de las veces. Mejor dicho se debe a mi mala suerte, aunque algunos no crean en ella, para esos asuntos. Para muestra un botón. Les contaré la más reciente.

Hace unos días mi madrecita santa me mandó al pan. Raudo y veloz me dirigí al expendio. Mi indumentaria era un viejo pants verde, de esos “chíngame-la-retina”, único recuerdo de mis años de joven deportista, joya bendita del buen vestir y, como saben mis hábitos de limpieza cuando estoy en casa no son los más habituales menos aún los más meticulosos, bueno ni cuando estoy fuera de ella

Y es que día estaba recostado en mi cama… leyendo, mmmhhh… o algo por el estilo y mi cabello estaba alborotado, como zacate recién masticado por un burro. Ahora que escribo burro ya me acordé lo que estaba haciendo, pero no se los contaré por lo largo del asunto. En fin, ya estaba en la panadería escogiendo el pan: hojaldras, cuernitos, conchas pasaban a mi charola con singular alegría, le siguieron las semitas y las panochas, “échale ganas” me decía a mi mismo, para regresar a casa lo más pronto y continuar con mi lectura.

Nunca está de más un buen bizcocho puesta en la charola… y cuando mis ojos se posaron sobre él, en ese preciso momento se me paró el pájaro… trate de hacerme el wey y salirme de inmediato, desaparecer, pues, ustedes saben muy bien que un pájaro parado se va más si uno trae puestos unos pants y, mucho más sin son verde fosforescente, pero aún no pagaba y despacito me fui acercando a la mujer que estaba despachando…

Pero con mi charola repleta de pan, los pants llamativos y el pájaro parado, pronto fui el centro de atención de todos… pero nadie hacía el mayor comentario… quizás poniendo la charola encima tapando aquello disminuiría la escenita, pero ni así, al contrario fue más evidente… pero lo peor aún estaba por venir… la cajera me miró y la condenada no se aguantó las ganas…

Empezó a reírse y todo el mundo la siguió, sólo escuchaba carcajadas tras carcajadas a mis espaldas…… y ya que todos se habían enterado lo de del pájaro no tuve más que ir a la puerta de la panadería y rápido sacudirme la cabeza… para que el pájaro que tomó mi cabeza por nido, por fin, empezará a volar.

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Cochinito

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